MÓDULO 3 - ACTIVIDAD POLÍTICAS PÚBLICAS

La política pública que quiero abordar es una relacionada con los derechos de las personas con discapacidad y su inclusión social. En concreto personas con algún tipo de enfermedad mental internadas en centros penitenciarios.

Hace algunos años que los responsables de las instituciones penitenciarias occidentales de los países de nuestro entorno están poniendo de manifiesto el elevado número de personas con trastornos mentales que se encuentran ingresadas en prisión.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la tasa de alteraciones psiquiátricas en las personas internadas en prisión es muy superior a la de la población general. Este hecho es debido a un conjunto de razones, entre las que se pueden destacar la desaparición de los manicomios, el incremento en el consumo de sustancias tóxicas y el aumento de población en situación de exclusión social, en la que se puede encontrar un número elevado de personas con trastornos mentales, que por una u otra causa acaban en prisión, y por último, el efecto específico que puede ejercer la prisión sobre las personas internas. A esto hay que añadir que en muchas ocasiones los internos ejercen algún tipo de violencia o intimidación sobre otros internos en su vida diaria. Esto se agrava cuando alguno de ellos padece alguna enfermedad mental que le limita y le condiciona su interacción con el resto de internos, lo cual suele derivar en una discriminación, la mayor parte de las veces múltiple, ya que coincide con otras situaciones en las que también la persona en cuestión tiene que soportar esa discriminación por parte de otros internos, por ejemplo si tiene alguna limitación física o pertenece a alguna minoría étnica, etc. lo cual aprovechan para ejercer esa discriminación sobre estas personas.

Para abordar este problema y tratar de mejorar su situación personal e inclusión, se desarrolló un programa en las prisiones españolas llamado PAIEM (Programa de Atención Integral al Enfermo Mental).

El PAIEM consta de tres fases, una primera que persigue el diagnóstico y estabilización de la persona, una segunda de rehabilitación psicosocial y la tercera que pretende una adecuada derivación y reinserción del enfermo mental a su salida de prisión. Está dirigido específicamente a los enfermos mentales que se encuentran cumpliendo una pena de privación de libertad en un centro penitenciario ordinario, es decir, que fueron considerados responsables del delito que cometieron por el tribunal sentenciador. También son incluidos los internos que durante su estancia en un centro penitenciario sufren una enfermedad mental sobrevenida.

En los centros penitenciarios de todo el Estado, excepto Cataluña que tiene transferida la responsabilidad de la Administración Penitenciaria, se ha dado respuesta a las necesidades de estos enfermos poniendo en marcha desde 2009 un programa de actuación específico, el Programa de Atención Integral al Enfermo Mental en Prisión (PAIEM), que reúne todas las directrices sobre las que los expertos están de acuerdo a la hora de abordar la asistencia de los problemas de salud mental en prisión:

La multidisciplinariedad, abriendo la participación a todos los profesionales de la prisión interesados en los enfermos y con trato directo con ellos.

La equidad, poniendo al servicio de los enfermos en prisión unos dispositivos asistenciales equivalentes a los existentes en la comunidad, con el objetivo de alcanzar los mismos estándares de calidad asistencial.

La continuidad asistencial, tanto en el momento del ingreso en prisión como a la salida en libertad, facilitando el enlace con los servicios especializados de psiquiatría de la comunidad. De igual modo las ONGs e instituciones del tercer sector tienen un papel relevante tanto en la rehabilitación psicosocial en las prisiones como en la mediación insustituible en la reinserción social.

La flexibilidad y disponibilidad de recursos poniendo a disposición de los enfermos internados en prisión, con un objetivo de integración, todos los espacios y recursos terapéuticos del centro: talleres, módulos de respeto, Grupo de Ayuda al Drogodependiente (GAD), programa de discapacitados, deportes, terapeutas específicos, habilidades sociales, etc.

El diseño de un programa individualizado de tratamiento y rehabilitación. El programa permite un seguimiento tutorizado del proceso rehabilitador de cada interno.

Este programa ha tenido un impacto positivo claro ya que este colectivo de internos ha podido mejorar su situación personal y su integración en el complejo medio penitenciario, así como su futura inclusión en la sociedad cuando accedan a la libertad, ya que ahora cuentan con unas herramientas, unas habilidades sociales y unos recursos de los que antes carecían. 

Si tuviera que reseñar algún impacto negativo de este programa, sería a mi juicio, que estos internos objeto del programa, son vistos en algunos casos por el resto de internos como un grupo de personas que asisten a terapia y como tal tienen alguna enfermedad o deficiencia mental, dicho vulgarmente los tratan de locos y eso a veces genera discriminación hacia ellos ya que consideran que "son distintos" a ellos pero, sin duda, esto es un mal menor poniéndolo en una balanza con los beneficios que les reporta.

Estos programas y otros similares deben tener una continuidad en el tiempo, así como estar dotados de medios materiales y humanos para llevarse a cabo. Muy importante sería dar formación a todos los profesionales del ámbito penitenciario para que se pueda abordar este asunto de forma transversal No debemos retroceder ni escatimar esfuerzos en estas políticas. Queda mucho por hacer.

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